Por Gerardo Sánchez Ensenada, Baja California, septiembre 29.- Factores como la escasez de agua y las altas temperaturas ponen en riesgo el cultivo de la vid y con ello a la industria del vino en todo el mundo; además, distintas variedades de este cultivo peligran en sus tierras de origen, como es el caso del Valle de Guadalupe en Baja California. Esta fue una de las conclusiones del conversatorio virtual "Vino mexicano frente al cambio climático", organizado por Iniciativa Climática de México (ICM), sobre los riesgos que el calentamiento global provoca para el cultivo de la vid, principal insumo de la industria vinícola. En la cuarta entrega de estos conversatorios se detalló cómo el cultivo de la vid enfrenta retos mayúsculos frente al calentamiento global, ya que los efectos negativos del cambio climático alteran las condiciones del suelo en el que se produce la vid -tanto en la calidad de nutrientes como en la superficie disponible para producir- y la calidad y el sabor del producto final que llega a la mesa de los consumidores. Durante la conversación, Mariana Díaz, líder del proyecto Contribución Determinada a Nivel Nacional desde la Sociedad Civil de ICM, reflexionó sobre la importancia de reconocer que somos parte de un sistema delicadamente interconectado, en el que cualquier alteración -por menor que sea- genera una serie de impactos negativos difíciles de superar. En el caso del vino, el aumento de temperatura, las sequías más prolongadas o los huracanes más frecuentes en la región de Baja California, en el Valle de Guadalupe son muestra clara de que el clima está alterado resultado del calentamiento global. Mariana Díaz, de ICM, Claudia Turrent, socia fundadora de la vinícola Anatolia, y Juan José Villacís, agrónomo de Anatolia, hablaron sobre los efectos que tiene el incremento de la temperatura y la escasez de agua sobre la producción de vino. Se subrayó que uno de los principales desafíos es el uso racional del agua por dos razones principalmente; en primer lugar, porque la época de sequías se prolonga cada vez más; y, en segundo lugar, porque el aumento de la urbanización y producción vinícola en el Valle de Guadalupe ha incrementado la demanda de agua de manera desproporcionada en comparación a lo que las cuencas pueden abastecer de manera natural. De seguir con esa tendencia, el número de hectáreas aptas para cultivar la vid se reducirá cada vez más. DISMINUYE SUPERFICIE DE SIEMBRA En la región de Occitania en Francia, mencionaron como ejemplo, -región en la que se cultiva una gran cantidad de uva- la superficie perdió 12% de su superficie entre 2009 y 2019, según FranceAgriMer, debido a cambios climáticos que afectaron las parcelas y las uvas. De manera similar, en el Valle de Guadalupe la superficie apta para cultivo de vid también ha disminuido. Por ejemplo, la vinícola Anatolia ha perdido 22 hectáreas por la sequía de los últimos cuatro años. Las gestiones gubernamentales no han sido suficientemente eficientes para ayudar a los productores. (El Vigía)